EL SOCORRO DE LOS POBRES EN JUAN DE MARIANA
En el pensamiento de Juan de Mariana, el socorro a los pobres es visto como un deber moral de la sociedad, enraizado en los principios cristianos de caridad y solidaridad, pero plantea fuertes reservas hacia la intervención del gobierno directa en esta labor, cosa que los liberales clásicos deberíamos leer dos veces. Mariana sostiene que la responsabilidad de ayudar a los necesitados debe recaer principalmente en los individuos y en las instituciones religiosas, pues considera que la intervención excesiva del Gobierno (o bien llámese Estado) en la redistribución de la riqueza podría generar dependencia, inhibir el trabajo y la autosuficiencia, y provocar abusos de poder. En su visión, el Gobierno debe enfocarse en crear condiciones que promuevan el desarrollo económico y el empleo, mientras que la caridad y el apoyo a los pobres deben surgir de la voluntad y generosidad de los ciudadanos.
Mariana entendía la caridad como una
responsabilidad ética de los individuos, enmarcada en la doctrina cristiana que
promovía el apoyo mutuo y la solidaridad hacia los más necesitados. Por lo
tanto, ayudar a los pobres era un acto de virtud que debía nacer de la voluntad
personal y del compromiso moral, y no de la imposición estatal. Según el libro
de Liberalismo y estatismo en el Siglo de Oro Español de Rogelio Fernández
Delgado, Mariana enfatizaba que la caridad debía ser una expresión de libertad
y voluntariedad por parte de los individuos y las instituciones religiosas, que
eran las encargadas de brindar apoyo a los pobres. Por lo tanto, el Gobierno
debería asumir un papel central en la redistribución de recursos, pues
consideraba que este tipo de intervención directa podría desincentivar el
trabajo y la autosuficiencia entre los desfavorecidos. Para él, la ayuda a los
pobres debía ser el resultado de la generosidad y la responsabilidad social,
sin que se convirtiera en una obligación coercitiva.
Juan de Mariana defendía una visión crítica respecto a la intervención del Gobierno en asuntos de caridad y asistencia a los pobres, argumentando que un rol excesivamente paternalista por parte del gobierno podría acarrear consecuencias negativas tanto para la economía como para los individuos. En su obra, Mariana plantea que cuando el Gobierno asume la responsabilidad de ayudar a los pobres de manera directa, se corre el riesgo de fomentar una dependencia entre los beneficiarios y de inhibir su incentivo para trabajar y ser autosuficientes. Este pensamiento, explorado por Rogelio Fernández Delgado en Liberalismo y estatismo en el Siglo de Oro Español, refleja la preocupación de Mariana por mantener la libertad económica y evitar que las políticas de redistribución estatal generen efectos adversos en el comportamiento de los ciudadanos y en la economía en general.
Por tanto, el Gobiernoo debía limitarse a facilitar un entorno en el que el trabajo y el comercio pudieran prosperar, creando así las condiciones para que cada individuo pudiera generar sus propios ingresos y vivir dignamente sin depender de ayudas externas. Esta posición se basa en la idea de que la intervención estatal, en lugar de resolver la pobreza, podría llevar a una corrupción de los valores de trabajo y responsabilidad individual, al tiempo que aumentaría el poder y control del Estado sobre la sociedad. Un gobierno que redistribuye recursos se arroga un poder excesivo sobre la riqueza de sus ciudadanos, lo cual puede derivar en abusos y en una limitación de las libertades fundamentales. Desde esta perspectiva, la mejor manera de apoyar a los pobres era fomentar un sistema económico libre y próspero en el cual cada individuo tuviera la oportunidad de participar y beneficiarse del crecimiento. Para Mariana, la verdadera solución a la pobreza residía en el fortalecimiento de la economía y en el fomento de la responsabilidad personal y colectiva, no en la intervención directa del Estado en la redistribución de la riqueza.
Conclusión
El enfoque de Juan de Mariana sobre el socorro a los pobres destaca la importancia de la caridad y la solidaridad como responsabilidades éticas y voluntarias de los individuos y las instituciones, especialmente las religiosas, sin depender de la intervención estatal. Mariana sostiene que el apoyo a los necesitados debe surgir de la voluntad personal y de un compromiso moral, ya que considera que una intervención estatal excesiva en la redistribución de la riqueza puede generar dependencia, desincentivar el trabajo y restringir las libertades individuales. Según Mariana, el papel del Estado debe centrarse en fomentar un entorno económico en el que las personas puedan prosperar por sus propios medios, mientras que la ayuda a los pobres debe basarse en la generosidad y el compromiso social. Esta visión, alineada con un pensamiento liberal y en favor de la libertad económica, resalta la importancia de la propiedad privada y la autonomía individual como bases de una sociedad justa y próspera, donde el bienestar de los ciudadanos se logra a través del esfuerzo propio y el apoyo voluntario de la comunidad.
Referencia
Fernández Delgado, R. (2001). Liberalismo
y estatismo en el Siglo de Oro Español: Un estudio comparado del pensamiento
económico de Juan de Mariana y Sancho de Moncada. Madrid: Unión Editorial.
Comentarios
Publicar un comentario